La nanotecnología se encarga de la manipulación de los materiales para convertirlos en nanomateriales, también conocidos como nanopartículas, con un tamaño igual o menor a 100 nanómetros (nm). La modificación de los materiales a escala nanométrica les confiere propiedades nuevas tales como una mayor área superficial, otorgándoles ciertas funciones específicas como es un aumento en la resistencia, en la reactividad química o en su conductividad.1 Las nuevas propiedades adquiridas favorecen una mayor interacción entre átomos y moléculas cercanas, lo que significa que con una pequeña cantidad de nanomaterial se pueden modificar y mejorar significativamente las propiedades de otros materiales, haciéndoles muy útiles en la fabricación de productos a microescala. Las nanopartículas son utilizadas en la tecnología de la información y las telecomunicaciones, además de las industrias de automoción, de biotecnología, médica y farmacéutica, aeroespacial, textil, química, cosmética, del entretenimiento, de la construcción, de la energía, y alimentaria, entre otras.2
De acuerdo a su composición, las nanopartículas se clasifican en orgánicas, inorgánicas e híbridas. Entre las inorgánicas se encuentran las compuestas por óxidos metálicos como las nanopartículas de dióxido de titanio (TiO2 NPs) y óxido de zinc (ZnO NPs). Un aditivo alimenticio compuesto por nano y micropartículas de TiO2 NPs es el E171, el cual debido a sus propiedades abrillantadoras y blanqueadoras se emplea ampliamente en la elaboración de productos de confitería como chocolates, caramelos, productos de panadería, botanas y chicles (Figura 1).3 Las ZnO NPs también son ampliamente utilizadas en la industria alimenticia como medio para matar o reducir la actividad de los microorganismos, como suplemento de zinc y fortificante de nutrientes.4
Figura 1. Micrografías del E171 y las ZnO NPs obtenidas por medio de microscopía electrónica de transmisión.
Así, estas partículas ingresan al cuerpo humano por ingestión y debido a su tamaño nanométrico, pueden llegar del sistema gastrointestinal al torrente sanguíneo y distribuirse a todos los órganos y sistemas, por lo que se ha generado preocupación acerca de su toxicidad. Nuestro grupo de trabajo ha demostrado que las TiO2 NPs y el E171 pueden ser internalizados en las células ocasionando toxicidad mediante la producción de estrés oxidativo e inflamación (Figura 2).
Figura 2. Micrografía obtenida por microscopía electrónica de transmisión que muestra la internalización de las TiO2 NPs en cardiomioblastos de rata H9c2
También hemos mostrado que las ZnO NPs y el E171 tienen efectos adversos en células cardiacas como son la inhibición de la proliferación celular, la inducción de estrés oxidativo, cambios en el potencial de membrana mitocondrial, muerte celular y autofagia.5,6 En corazones de ratas expuestas crónicamente a estas nanopartículas se observaron alteraciones morfológicas importantes tales como infiltrados celulares, depósitos de colágeno (fibrosis), concentración de calcio elevada, así como alteración y disfunción mitocondrial (datos no publicados). Lo anterior sugiere que el consumo de alimentos que contienen estas nanopartículas metálicas representa un riesgo potencial para la salud y para el posible desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Referencias